miércoles, 15 de febrero de 2017

San Valentín ya no es valiente



No respetamos nada.

Durante años, millones de personas han escrito el libro de los gustos, el respeto impregnado en sus páginas ha dictaminado que lo blanco no tenía por qué ser blanco, ni lo negro, amarillo.

Hasta que llegamos nosotros y nuestra hipocresía barata.

Ahora San Valentín no se declara enamorado porque es una moda, y si te declaras en contra eres un buen pelotero, tocas todas.

Ahora San Valentín no es valiente porque a nosotros nos ha dado por no dejarlo, porque ya nadie respeta. 

Señoritas, señoritos, humanos todos, cada uno escribe, describe e inscribe su amor como le da la gana.

Los que todo el año lo proclaman a los cuatro vientos, los que solo lo dicen un día al año, los que no lo dicen, los que lo hacen. Los que duran, o los que se alejan, los que lo viven o los que lo matan y sobre todo los que lo reviven poniendo de excusa un santo que su nombre, digan lo que digan los libros, proviene de Valentía.

Porque valiente es el que se ilusiona con mañana, con una vida de dos sin dejar de ser de uno. Porque tan cobarde es el que lo evita como el que lo asfixia.

Porque valiente es el que decide quedarse aquí, que hay más, pero no mejor. El que se levanta por las mañanas y jodido, hundido, follado o jodidamente feliz, da los buenos días con ganas. El que se va de mentira y se queda de verdad. El que está cuando los demás se han ido.

Porque valiente es el que entiende que el amor es un arma tan potente como polisémica. Porque es a tu pareja, a tu familia, a tus amigos, a tu mascota, a tu trabajo. Porque es a lo que quieras que sea, porque todos son igual de bonitos, porque todos son igual de valientes.

Así que, este es un mensaje para los que os hayáis dado por vencidos: ¡dejad que el mundo gire como le de la gana! Dejad que el agua sea del color que sea, dejad que expresen hasta en braille.


Dejad todo mientras las personas sigan sonriendo.

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